La fascinante ruta del picante en el cuerpo humano revela una infinidad de reacciones, desde la liberación de endorfinas hasta posibles problemas de salud. Un estudio del Monell Chemical Senses Center profundiza en cómo el consumo de alimentos picantes genera placer y dolor.
La experiencia comienza cuando la capsaicina, presente en los chiles, pimentos o ajís. Activando los receptores TRPV1 en la lengua, provocando que el cerebro reciba una señal de alerta similar a la que experimentaríamos al tocar una superficie caliente. Esta respuesta innata, destinada a protegernos, pone en marcha una serie de reacciones en cadena. Iniciando en la producción de saliva hasta el enrojecimiento de la piel y la transpiración, pasando por la dilatación de los vasos sanguíneos para liberar calor.
“Cuando comes algo super picante, simplemente te sientes en un estado de euforia”, alegó el fundador de PuckerButt Pepper Company. Describió la sensación de placer o felicidad extrema tras consumir chiles extremadamente picantes. Esta sensación se atribuye a la liberación de endorfinas y dopamina, aunque los científicos sostienen que la evidencia de un verdadero “subidón” por el consumo de picante.
La investigación también señala los beneficios potenciales del consumo regular de picante, incluida la protección cardiovascular. Estudios en China e Italia han correlacionado una dieta rica en chiles con una mayor longevidad y menos muertes relacionadas con el corazón.
El consumo de alimentos picantes puede generar placer y dolor. El profesor Peter Bencsik destaca que el picante podría interactuar beneficiosamente con el microbioma intestinal, aunque el mecanismo exacto aún se desconoce.
Sin embargo, no todo es positivo o genera placer. La Poison Control advierte que grandes cantidades de capsaicina pueden desencadenar problemas serios, como arritmias cardíacas y reflujo ácido. Además, en el extremo del tracto digestivo, se pueden producir sensaciones de ardor durante la expulsión del alimento. Siendo que sugiere que incluso quienes están acostumbrados al picante no están exentos de sus efectos secundarios.
Las reacciones gastrointestinales, incluidas la diarrea y el vómito, son mecanismos de defensa primarios del cuerpo para expulsar sustancias irritantes. “La diarrea se considera a menudo como un mecanismo de defensa primitivo”, explicó Kim Barrett, indicando cómo el cuerpo intenta eliminar lo que considera nocivo.
A pesar de la amplia gama de reacciones que pueden surgir, la mayoría de las personas pueden disfrutar del picante con moderación sin experimentar consecuencias negativas significativas. Según la investigación, la clave parece residir en encontrar el equilibrio adecuado que permita gozar de los placeres y beneficios del picante sin sobrepasar los límites de la propia tolerancia.
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