El 11 de septiembre de 2001, cuatro vuelos de distintos aeropuertos de Estados Unidos fueron secuestrados por 19 terroristas de Al Qaeda.
Dos de ellos impactaron en las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC) de la ciudad de Nueva York, mientras que uno más se estrelló en las instalaciones del Pentágono y un cuarto en un campo de Shanksville, Pennsylvania.
2,977 personas perdieron la vida en el atentado terrorista, de las cuales, 2,753 víctimas pertenecen a la ciudad de Nueva York. Y más de 6,000 personas resultaron heridas, sin contar a los millones de estadounidenses que sufrieron traumas psicológicos debido al gran impacto.
El impacto en las torres liberó una columna de humo que contenía 400 toneladas de asbesto pulverizado y otros materiales peligrosos en todo el bajo Manhattan. Se estima que, entre 410.000 y 525.000 personas, incluidos más de 90.000 trabajadores, estuvieron expuestas al polvo tóxico durante los esfuerzos de rescate, recuperación y limpieza que siguieron al ataque.
Un estudio de 2011 en el que participaron bomberos expuestos al polvo del World Trade Center demostró que este grupo tiene un 19% más de probabilidades de desarrollar cáncer que la población general.
Siendo el 11 de septiembre de 2001 el recuerdo de una pesadilla que marcó a la humanidad, que pasó de ser un bello y despejado día a uno de los más lúgubres en la historia de Estados Unidos.