Cada año el 26 de marzo conmemoramos el Día Mundial para la Concientización de la Epilepsia o Día Púrpura.
Este día tiene el propósito de informar a la población sobre esta enfermedad neuronal y adecuar los tratamientos. Se conmemora desde el año 2015, siendo establecida por la Liga Internacional Contra la Epilepsia (ILAE) y el Buró Internacional para la Epilepsia (IBE).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en el mundo existen alrededor de 50 millones de personas padecen epilepsia, en nuestro país aprox. 120.000 paciente sufren de la enfermedad, según el Hospital Arco Iris.
Se estima que este padecimiento lo presentan entre 4 y 10 personas por cada 1000 habitantes en los países en desarrollo, la epilepsia más común es la del tipo idiopática, es decir, la que se desconoce su causa, mientras que la epilepsia secundaria o sintomática es aquella que puede deberse a alteraciones genéticas.
Esta enfermedad se puede presentar en cualquier persona, sin importar su edad. Sin embargo, es más frecuente en menores de 10 años y personas mayores de 65 años.
Se estima que hasta el 70% de los casos diagnosticados pueden tratarse exitosamente con medicamentos anticonvulsivantes, ya sean adultos o niños.
Para prevenir la epilepsia secundaria se deben evitar los traumatismos craneales, fiebre, recibir una adecuada atención perinatal y eliminar de parásitos que puedan causar infecciones del sistema nervioso central sobre todo en las regiones tropicales.
Signos y síntomas
Las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y cómo se propaga. Ocurren síntomas temporales, como pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (en particular visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas.
Las personas con epilepsia suelen tener más problemas físicos (como fracturas y hematomas a causa de traumatismos relacionados con las convulsiones) y tasas más altas de trastornos psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión. Asimismo, el riesgo de muerte prematura en las personas epilépticas es hasta tres veces mayor que en la población general, registrándose las tasas más altas en los países de ingresos bajos y medianos y en las zonas rurales.
Es posible prevenir una gran parte de las causas de defunción relacionadas con la epilepsia, como caídas, ahogamientos, quemaduras y convulsiones prolongadas, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos.
Causas
La epilepsia no es contagiosa. Si bien muchos mecanismos de enfermedad subyacentes pueden conducir a la epilepsia, su causa aún se desconoce en aproximadamente el 50% de los casos de todo el mundo.
Las causas de la epilepsia se dividen en las categorías siguientes: estructurales, genéticas, infecciosas, metabólicas, inmunológicas y desconocidas.
Entre ellas cabe señalar:
- Daño cerebral por causas prenatales o perinatales (por ejemplo, hipoxia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer)
- Malformaciones congénitas o trastornos genéticos con malformaciones cerebrales asociadas
- Traumatismos craneoencefálicos graves
- Accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada de oxígeno al cerebro
- Infecciones cerebrales como meningitis, encefalitis o neurocisticercosis
- Síndromes genéticos
- Tumores cerebrales.
Tratamiento
Las convulsiones se pueden controlar. Con la administración adecuada de medicamentos anticonvulsivantes, hasta un 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones. Después de dos años sin convulsiones, puede considerarse la posibilidad de suspender la medicación; para ello, se deben tener en cuenta los factores clínicos, sociales y personales pertinentes. Una etiología documentada de la crisis epiléptica y un trazado de electroencefalograma (EEG) anormal son los dos predictores más sólidos de la recurrencia de convulsiones.
Prevención
Se estima que el 25% de los casos de epilepsia son potencialmente prevenibles.
- La prevención de los traumatismos craneales, por ejemplo, reduciendo las caídas, los accidentes de tránsito y las lesiones derivadas de la práctica del deporte, es la forma más eficaz de evitar la epilepsia postraumática.
- Una atención perinatal adecuada puede reducir los nuevos casos de epilepsia causados por lesiones durante el parto.
- La administración de medicamentos y otros métodos para bajar la temperatura corporal de un niño afiebrado pueden reducir las probabilidades de convulsiones febriles.
- La prevención de la epilepsia asociada a accidentes cerebrovasculares se centra en la reducción de los factores de riesgo cardiovascular, por ejemplo, a través de medidas de prevención o control de la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, y la evitación del tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
- Las infecciones del sistema nervioso central son causa frecuente de epilepsia en las zonas tropicales, en las que están concentrados muchos de los países de ingresos bajos y medianos. La eliminación de los parásitos en esos entornos y la educación sobre cómo evitar las infecciones pueden ser un medio eficaz de reducir la epilepsia en todo el mundo, por ejemplo los casos debidos a neurocisticercosis.