Soldados y vehículos blindados se hicieron con el control por unas horas de la emblemática plaza y accedieron al Palacio Quemado, la antigua sede del gobierno, encabezados por Zúñiga, en lo que el presidente boliviano Luis Arce calificó de “intento de golpe de Estado”. Un par de horas después, y una vez los militares se habían retirado de la Plaza Murillo, Zúñiga fue arrestado, tras acusar ante las cámaras a Arce de haber dado un “autogolpe” para aumentar su popularidad.