Este evento no solo marca el cambio de ciclo según los calendarios indígenas, sino que también representa un tiempo de conexión espiritual con la tierra y sus ciclos naturales.
Las preparaciones suelen incluir la realización de ceremonias sagradas, como pagos a la Pachamama para agradecer y pedir bendiciones para el nuevo ciclo que comienza. Además, se llevan a cabo rituales de purificación y renovación, donde se busca armonizar con la naturaleza y fortalecer los lazos comunitarios.