Diversos microorganismos, incluyendo bacterias, virus, hongos y parásitos, pueden provocarla. La vacunación representa el método más efectivo para proporcionar protección duradera.
Los síntomas pueden aparecer de forma repentina e incluyen fiebre alta, dolor de cabeza severo, rigidez en el cuello, náuseas, sensibilidad a la luz y confusión, que pueden progresar rápidamente y requerir atención médica urgente.