En Budapest, el Gobierno de Hungría, ha impuesto por decreto la obligación de escuchar el latido del corazón del feto antes de abortar, un requisito que deberán cumplir todas las mujeres embarazadas que opten por esa decisión.
La medida entra en vigor , según el decreto, publicado en la Gaceta Oficial y firmado por el ministro de Interior, Sándor Pintér, que determina que antes de abortar, la mujer debe presentar un documento que certifica que ha recibido información sobre los signos vitales del feto.
“La enmienda anunciada no es otra cosa que una medida dañina que solo sirve para humillar a mujeres que ya se encuentran en una situación muy difícil”, ha asegurado la ONG Unión por los Derechos Fundamentales (Tasz) en un comunicado.
Según Tasz, el Gobierno sólo quiere hacer más difícil el aborto y subraya que hasta la quinta o sexta semana del embarazo el latido del corazón no es detectable, lo que hace más difícil el proceso administrativo de la medida.
La actual ley, en vigor desde 1992, determina que entre las semanas 12 y 24 de gestación, la mujer puede optar libremente por el aborto, sin más requisitos que su propia decisión.
En casos excepcionales, generalmente por razones médicas, cuando hay diagnósticos de una patología en el feto incompatible con la vida o peligra la vida de la madre, el aborto es asimismo posible en un momento más tardío del embarazo.