En el hospital covid Housern de Nasiriya en Irak, se registró la explosión de un botellón de oxígeno. Las precarias instalaciones provocaron que las intensas llamas se propaguen de forma inmediata y consuman todo cuanto podían. Nadie pudo escapar y muy pocos lograron salvar su vida.
El nosocomio tiene una capacidad de atención para 70 pacientes y el siniestro dejó el saldo de 64 personas fallecidas. Luego de este hecho entre los escombros que aún estaban calientes se podía observar sillas de ruedas incrustadas en las paredes entre otros objetos.
Familiares y amistades de las víctimas de este lamentable hecho culparon a las autoridades que autorizaron la construcción del centro médico que no contaba con un sistema contra incendios, entre muchas otras falencias incluída la corrupción.