La capital de Brasil, Brasilia, entró desde el domingo en un confinamiento el segundo desde que empezó la pandemia- que durará quince días y que va acompañado de otras medidas restrictivas para intentar frenar el avance del coronavirus.
El colapso del sistema sanitario, el 99 por ciento de las camas de UCI ocupadas y la alta incidencia que se registró en los últimos días ha precipitado a las autoridades regionales a adoptar medidas como la prohibición diaria de venta de alcohol después de las 20:00 horas.
Solo los servicios esenciales podrán funcionar en el estado, como, centros comerciales, bares, restaurantes, parques, gimnasios y otros lugares donde pueden congregarse multitudes están cerrados, mientras que las escuelas privadas que reabrieron en septiembre tienen que volver a cerrar.