En medio de escombros, cenizas y un fuerte olor a quemado, es que los comercializadores de la hoja de Coca retornan a este lugar, al igual que los productores, la venta al detalle no falta y quiénes están inmersos en este comercio aseguran que se sienten más tranquilos.
Por otro lado, en Villa Fátima no se tiene ningún tipo de disposición de cierre o suspensión debido a esta actividad.