Esta mañana se quedó dormida en pleno centro cruceño, ubicado en la avenida Melchor Pinto, en el cual “don chichi” nos muestra su experiencia al acariciar a esta exótica ave.
Su dramática leyenda nos narra la historia de amor imposible, una “El Guajojó”. La tradición oral cuenta que una linda mujer, hija del cacique de uno de los pueblos del territorio amazónico, se enamoró de uno de los jóvenes más valientes de su tribu.
Sin embargo, su romance duró poco. Su celoso padre convocó a los hechiceros poderosos de la zona para que el pretendiente desapareciera antes de consumarse el acto de amor de la pareja, porque “el intruso” heredaría el trono y el amor de la hija.
Cuando la muchacha se dio cuenta de la desaparición de su amante y descubrió el plan de su padre se lanzó a correr por la espesa selva llorando desconsoladamente; gritaba mientras lo buscaba desesperada. Y cuando estuvo a punto de alcanzar a los hechiceros para evitar la muerte de su amado, estos la convirtieron en una horrenda ave prohibiéndole el resto de la vida hablar, por tanto estaba destinada a deambular con su eterno lamento.
Desde entonces, el guajojó es ahuyentado de los sitios poblados porque cuando canta la gente en realidad cree que llora la muerte de su amado y atrae nuevos lamentos y los malos espíritus de los hechiceros que rompieron con su unión de amor verdadero.
Así las familias se escapan de la presencia del ave seguras de que si se posa en una casa estarán destinadas al fracaso, a la muerte o a la mala suerte en cualquier sentido de sus vidas.