Un enojado can, quien tras ser vacunado contra su voluntad, decidió vengarse del veterinario quien lo atendió.
A este can que demostró temor, frente al veterinario, le tocaban sus vacunas anuales, por lo que sus dueños debieron llamar a un experto a su casa para que le pusiera las inyecciones que le correspondientes.
Pero, como el temor del perrito era tan grande, que el veterinario tuvo la tarea fácil, la mascota debió ser sostenida entre sus dos amos, mientras el experto lo vacunaba en su lomo, sin que el animal lo mirara, para evitar que este saliera corriendo.
El perrito demostró su gran enojo. Tanto así, que una vez que el veterinario lo inoculó, y sus dueños lo soltaron, y el perro mostró su furia y se fue corriendo tras el médico para tomar represalias.
El miedo que invadió al veterinario fue tal, que corrió desde el jardín de la casa hasta su automóvil, para resguardarse del can y cerrar la puerta lo más rápido posible, mientras los amos de la mascota solo reían.