Así que la muerte de Renaud no puede ser atribuida a bisoñez en la cobertura de conflictos. Al contrario. A juzgar por las declaraciones de Arredondo, los dos periodistas habían sido alcanzados por un ataque destinado a matar civiles que se estaban yendo de Irpin, una localidad que es en realidad es un suburbio de la capital ucraniana, Kiev.
“Cruzamos el primer puente en Irpin, para grabar a otros refugiados que se estaban yendo de esa ciudad y nos subimos a un coche en el que nos ofrecieron llevarnos al otro puente. Pasamos un control y empezaron a dispararnos, así que el conductor dio un giro y siguieron disparándonos”, explicaba el periodista en un vídeo en Twitter.
Una hora y media después, la enviada especial de la televisión pública estadounidense, Jane Ferguson, declaraba que “acabo de pasar por el sitio en la carretera de Irpin en el que el cadáver del periodista estadounidense Brent Renaud yacía bajo una manta. Los enfermeros ucranianos no han podido hacer nada por él”.
No hay certeza acerca de la responsabilidad de la muerte. Un policía ucraniano le dijo a Ferguson: “Cuéntele a Estados Unidos, cuéntele al mundo, lo que han hecho con un periodista”. El jefe de la policía de Kiev, Andrei Nebitov, colgó un ‘post’ en Facebook en el que declaraba que “los ocupantes matan incluso a periodistas de medios internacionales que tratan de contar la verdad”.
Sin embargo, por el momento, no hay ninguna atribución oficial del ataque. En todo caso, dada la afición de las tropas rusas en Ucrania a disparar a los civiles que huyen del frente -incluso cuando lo hacen a través de corredores humanitarios designados por Moscú, aunque en Irpin no es ése el caso- parece claro quién es el principal sospechoso.
Dada la enorme experiencia del fallecido en la cobertura de conflictos, parece probable que estuviera trabajando por cuenta propia para elaborar algún tipo de trabajo periodístico que vender después a algún medio de comunicación.