En las montañas de Palmira, suroeste de Colombia, 108 primates fueron sometidos a una terrible crueldad dentro de los laboratorios de una fundación que experimentaba con ellos con el fin de encontrar una vacuna contra la malaria.
Por años el Centro de Investigación Caucaseco y la Fundación Centro de Primates tuvieron cautivos a estos simios en condiciones terribles e indignantes. Es por ello que la fundación Peta no habría demorado en hacer pública su denuncia contra la fundación, la cual, además, recibe desde 2003 millones de dolores en financiación del Gobierno colombiano y de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH).
El 17 de febrero los animales pudieron ser rescatados por la Cooperación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) junto a la Policía y el Ejercito durante un operativo. Posteriormente, fueron trasladados al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre San Emigdio, santuario de 14 hectáreas en el cual 23 profesionales se encuentran tratándolos.
Redactado por: Alejandro Ayo