Para 2050 se espera que la población mundial supere los 9.000 millones, lo que equivale a 1.000 millones más de personas en nuestro planeta, a quienes garantizar su derecho a una alimentación saludable de manera equitativa y sostenible.
En la actualidad, el agua dulce está disminuyendo a un ritmo acelerado: su disponibilidad bajó un 20% desde comienzos del siglo XXI. Según un informe de FAO, “la disponibilidad y la calidad del agua se están deteriorando rápidamente debido a decenios de uso y gestión deficientes, sobreexplotación de aguas subterráneas, contaminación y cambio climático. Corremos el riesgo de sobrecargar este recurso preciado hasta un punto de no retorno”.
El agua es la base de nuestra alimentación. El 95% de nuestros alimentos se producen en la tierra, representando la agricultura el 72% de las extracciones mundiales de agua dulce.
Entre los principales desafíos que enfrenta el mundo hoy en relación al agua se encuentran: su escasez, la contaminación y la distribución desigual de los recursos hídricos. Todos ellos atribuidos a la acción o inacción de los seres humanos.