Don Gonzalo, un emprendedor de la tercera edad que convirtió la crisis económica en una iniciativa para animar a la gente, instala su karaoke ambulante en ubicaciones estratégicas de La Paz como las gradas del Coliseo Cerrado y la calle Fernando Guachalla, ofreciendo un escape musical a la rutina.
Aunque su motivación surge ante la subida del dólar y la falta de inversión, su actividad logra emocionar tanto a él como a los transeúntes que se animan a cantar, generando un contagioso ambiente de alegría que los asistentes califican de “genial” y alejado de lo cotidiano.
Este proyecto, que don Gonzalo describe como una forma de dar ritmo a la vida en medio del caos urbano, no solo provee un espacio de desestrés sino que se erige como un símbolo de esperanza, demostrando que, a través de la música y las risas, es posible enfrentar los problemas con una perspectiva renovada y comunitaria.