Este proyecto fue rechazado por la ONU, la Unión Europea y países como Estados Unidos, el Reino Unido y Japón. Taiwán calificó la votación de “tragedia” y se considero el caso como un ejemplo para rechazar todo tipo de reunificación con Beijing.
Los legisladores de Hong Kong aprobaron por unanimidad una nueva ley de seguridad nacional que otorga al gobierno de la ciudad-estado más poder para sofocar la discrepancia, el último paso en una amplia represión política impulsada por China tras las protestas a favor de la democracia en 2019.
La ley prevista en el Artículo 23, tardó décadas en elaborarse, pero los manifestantes se resistieron durante mucho tiempo porque temían el efecto de la legislación sobre las libertades civiles en Hong Kong, una región administrativa especial de China que está cada vez más bajo el control de Beijing.
La legislatura aprobó el proyecto de ley durante una “sesión especial”. La ley ampliará la capacidad de las autoridades para procesar a ciudadanos por delitos que incluyen “colusión con fuerzas externas” para cometer actos ilegales, así como acusarlos de traición, insurrección, espionaje y divulgación de secretos de estado, entre otros.
Se suma a una ley de seguridad similar que Beijing impuso en 2020, que ya ha silenciado en gran medida las voces de la oposición en el centro financiero asiático. Los críticos temen que la nueva ley erosione aún más las libertades civiles que Beijing prometió preservar durante 50 años cuando la ex colonia británica regresó al dominio chino en 1997.
La aprobación del Artículo 23 ha suscitado la condena de Taiwán, un país que Beijing considera parte de su territorio y que desde hace años sufre las crecientes amenazas del régimen de Xi Jinping. El gobierno de la isla calificó la nueva ley de “tragedia”, así como el fin del concepto de “un país, dos sistemas” con el que la ex colonia británica volvió a manos de China en 1997.
“La aprobación del artículo 23 de la Ley Fundamental en Hong Kong priva a su gente de su última esperanza de libertad y apertura. “El principio de un país, dos sistemas es declarado muerto por la República Popular China”, manifestó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán a través de la red social X (antes Twitter).
El gobernante Partido Democrático Progresista (PDP) de Taiwán, cuyos líderes son vistos por Beijing como “independentistas”, calificó la aprobación de la ley como “el día más oscuro para Hong Kong”. La ratificación de la normativa supone la “destrucción de la libertad y la democracia” en la ciudad, dijo la formación, al tiempo que “pondrá en peligro a todas las organizaciones internacionales, empresas e individuos que operan” allí.
“El Partido Comunista chino (PCCh) ha ignorado la opinión pública internacional y los deseos del pueblo de Hong Kong y aprobó el artículo 23 de la Ley Fundamental, destruyendo el sistema legal y los derechos humanos que todavía quedaban en Hong Kong”, señaló el PDP en su cuenta oficial de Facebook.
La formación política agregó: “Seguiremos apoyando al valiente pueblo de Hong Kong y trabajaremos con socios que apoyan la libertad, la democracia y el Estado de derecho para apoyar a Hong Kong, luchar contra el totalitarismo y proteger la democracia”.
Por su parte, el opositor Kuomintang, considerado cercano a Beijing, dijo que; “la aprobación de la legislación subrayaba el valor de la libertad y la democracia que se disfrutan en Taiwán” e instó a al régimen chino a considerar si suprimir la libertad de los individuos conduciría a una mejor gobernanza.
La Unión Europea y países como Estados Unidos, Reino Unido y Japón también se han manifestado en una línea similar a la de Taiwán tras la luz verde a la ley dada el martes por el Parlamento hongkonés. Así también, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció la adopción acelerada del proyecto de ley como “un paso regresivo para la protección de los derechos humanos en Hong Kong”.