En un instante la torre que aún quedaba en pie, aunque semidestruida y muy inestable, fue demolida antes de la llegada de la tormenta tropical Elsa.
Los trabajadores para realizar esta demolición, perforaron las columnas y colocaron dentro de ellas pequeñas cargas explosivas a fin de derribar los restos del edificio.
Sin embargo, los residentes de los edificios cercanos no tuvieron que ser evacuados, pero les indicaron que permanecieran en el interior y apagar el aire acondicionado debido al polvo.
Esta medida se consideró de urgente aplicación debido al acercamiento de Elsa, poderoso ciclón tropical que ya azotó a los países caribeños.