Un equipo internacional de científicos, hace poco aseguró haber detectado en un período de apenas 47 días, 1.652 ráfagas rápidas de ardio (FRB, por sus siglas en inglés). Estas provenían de una fuente aún no identificada en el espacio profundo.
Desde que fueron descubiertas en 2007 por el astrónomo Duncan Lorimer y su estudiante David Narkevic, las FRB han fascinado e intrigado a la comunidad científica.
Es decir, se trata de potentes pulsos de radio de origen desconocido que duran unos pocos milisegundos de promedio. Las fuentes, que suelen hallarse en galaxias situadas a millones o miles de millones de años luz de distancia, generan ráfagas rápidas de radio capaces de descargar tanta energía como cientos de millones de estrellas.
De momento, se desconoce la naturaleza de esta misteriosa fuente. Los científicos no han encontrado ningún signo de periodicidad en las FRB emitidas, lo que significa que, probablemente, no se trate de un objeto compacto giratorio, como un magnetar, una estrella muerta altamente magnética.
La duración, repetición y polarización de las distintas FRB indica, además, que las fuentes encargadas de emitirlas se hallan en entornos muy diferentes entre sí. Por lo que, si bien el actual estudio aporta nuevos datos y perspectivas, aún se necesitan muchas más observaciones e investigaciones para desentrañar el misterio de las FRB.