Durante el debate presidencial, los candidatos presentaron sus planes para enfrentar la crisis económica, donde se comprometió que desde el 8 de noviembre habrá combustible en todo el país sin más filas, eliminando contratos opacos y mejorando la logística productiva, mientras que también se propuso implementar un sistema de banda cambiaria con piso y techo para dar previsibilidad y reformar el Banco Central para que deje de ser una “caja chica” del gobierno.
Las propuestas, aunque divergentes en su enfoque, coinciden en diagnosticar la urgencia de estabilizar el tipo de cambio y garantizar el abastecimiento de combustibles como pasos esenciales para reactivar la economía y aliviar la presión sobre la canasta familiar.