Un científico ruso realizó un experimento que ha resultado perturbador para muchos, puesto que consiste en inyectar su semen a un huevo de gallina. Diez días después de esto, el huevo se rompe y sale a la luz una mesa extraña y esquelética, pero que no estaba viva. Pese a esto, el científico bautizó su creación como D.I.Y, una criatura mitad pollo y mitad hombre, obra de la ingeniería genética.