El teniente Ilya Samoilenko, perdió el ojo derecho y el brazo izquierdo en la batalla, se encuentra entre los prisioneros ucranianos liberados el miércoles pasado por los rusos después de pasar más de cuatro meses.
Ese día tuvo lugar el mayor canje de prisioneros de guerra, la operación se llevó a cabo en el norte del país en la región de Chernihiv en un punto de la frontera con Rusia. “Muchos de ellos enfrentaron formas de tortura muy brutales”, dijo Kirill Budanov, jefe de la inteligencia militar de Ucrania.
Su novia no sabe o prefiere no contar nada sobre el encarcelamiento en la capital rusa. Dice que uno de los lugares por donde pasó su compañero fue Olenivka, una ciudad en el este de Ucrania, donde los rusos están en prisión. Ese centro fue atacado a fines de julio y más de 40 prisioneros de guerra ucranianos fueron asesinados.
Daria no estaba presente en el momento del intercambio pero al igual que otros familiares y amigos fue autorizada a visitar a sus seres queridos fuera de horario. La joven dice que finalmente pudo abrazar a su amante en el hospital de Chernihiv, que no presenta heridas de gravedad, como sí ocurre con otros presos.
“No hemos hablado mucho. Le cuesta mucho procesar lo que ha pasado y está en rehabilitación. No habla mucho sobre su cautiverio, ya que ha sido un duro golpe y necesitará tiempo. Está en tratamiento en un hospital y espero que se recupere pronto”, dice Daria.
Ella se quedó en casa con la esperanza de agregar algunas líneas más al diario que está recopilando sobre cuánto lo ama. Y que todavía la estaba esperando, también escribió. Unas páginas que le quedan lejos del frente, se han convertido en su arma especial para “luchar por él” y hacerle la espera menos amarga. “Es un honor ser la novia de un héroe”, insiste la joven.
Daria e Ilya eran amigos cuando el pasado mes de febrero, en especial el día 11, intervinieron y se convirtieron en pareja. No sabía que su país estaba a punto de sumergirse en una guerra a gran escala, a pesar del eco de las amenazas provenientes de Rusia. El 19 de febrero, cinco días antes del inicio de la ofensiva rusa, viajó a Mariupol. Ese fue el último día que estuvieron juntos hasta el suspiro que compartieron después de la liberación.