La cultura popular suele representar a los vikingos como guerreros feroces, de cabellos rubios y ojos azules, que navegaban por el mar saqueando pueblos costeros. “Eso nos dio una enorme cantidad de información sobre individuos que podemos usar para inferir el pasado del ser humano”, señaló.
Para entender el pasado a través del ADN antiguo, el equipo secuenció los genomas de 442 hombres, mujeres, niños y bebés de la era vikinga.
Extrayendo el material genético de estas fuentes, los expertos pudieron comparar el ADN de estos pueblos con las secuencias de ADN de más 1.000 individuos de la antigüedad y unos 4.000 seres humanos modernos.
Las rutas comerciales de los vikingos se extendían desde Canadá hasta Afganistán, por lo que este pueblo era, en realidad, mucho más diverso de lo que se creía. “No puede decirse verdaderamente que hubo un grupo genéticamente homogéneo que era muy escandinavo y se veía igual en todas partes”, afirma Sikora.
El estudio también permitió determinar que hubo distintos grupos vikingos que fueron a diferentes partes del mundo.