El impacto causado por los robots sexuales en el hemisferio norte ya se extiende a nivel mundial con modelos cada vez más avanzados y realistas. Producciones beta en pro de la producción en masa disponen de inteligencia artificial y la capacidad de imitar voces humanas.
Realbotix una compañía manufacturera de robots sexuales intenta desarrollar un nuevo modelo con visión propia y la posibilidad de equiparle sensores de movimiento. Cloud Climax, su competidora lanzó también su modelo con inteligencia artificial con el slogan de “reemplazar la intimidad humana”.
Ante la mejora tecnológica también se incrementa el riesgo de no controlar esa tecnología. El CEO de Space X y Tesla, Elon Musk, calificó a la inteligencia artificial avanzada, incluidos los robots sexuales, como el mayor riesgo de la Tercera Guerra Mundial.
Nick Patterson, profesor de seguridad cibernética en Inglaterra aseguró que piratear un robot sexual podría ser incluso más fácil que obtener acceso a la computadora portátil o el teléfono de alguien para el diario Daily Star.
Una vez “hackeado”, el hacker puede tener el control total del robot como sus conexiones, brazos, piernas y, en algunos casos, la capacidad de portar un cuchillo.
Concluyó que mientras los robots estén conectados a una interfaz, siempre podrán ser pirateados.