Si alguna vez has mirado un objeto por unos segundos y te has dado cuenta que parece tener un rostro que puede estar serio, feliz o triste, es algo normal. Esta extraña situación se debe a que nuestro cerebro es capaz de reconocer patrones y rasgos a través de las redes neuronales.
El neurocientífico Colin Palmer mencionó en una entrevista con Science Alert que nuestro cerebro esta sintonizado con el patrón básico de características que definen un rostro humano, por este motivo podemos hallar rostros en objetos inanimados.
Un caso puede ser esta fotografía, donde a simple vista podemos ver dos rostros sonrientes compuestos por una boca y los dos ojos, incluso se le puede atribuir ciertas diferencias.
¿En que beneficia ver rostros en cosas donde no las hay?
De acuerdo a Palmer, ver rostros donde no los hay es una capacidad importante ya que las células involucradas en el proceso cambian su sensibilidad, permitiendo que reconozcamos la mayor cantidad de rostros en lugar de unos cuantos.
Por tanto, seremos capaces de distinguir con mayor facilidad a las personas que nos rodean incluso si se encuentran a una determinada distancia.