Suecia, conocida por su política de izquierda y altos impuestos, ha sido testigo de un sorprendente auge de los superricos en las últimas décadas.
En un país donde la igualdad social y el bienestar público son pilares fundamentales, la riqueza de los multimillonarios ha crecido de manera notable.
En 1996, apenas había 28 personas con un patrimonio neto de mil millones de coronas o más, pero en 2021, este número había aumentado a 542, con una riqueza combinada equivalente al 70% del PIB (Producto Interno Bruto) del país.
Este fenómeno ha sido impulsado en parte por la próspera escena tecnológica sueca, que ha producido más de 40 empresas emergentes valoradas en más de mil millones de dólares en las últimas dos décadas.
Las políticas monetarias favorables y la cultura de inversión han contribuido a este crecimiento, haciendo que Suecia sea un destino atractivo para los empresarios y capitalistas de riesgo.
Este aumento de la riqueza también ha planteado preguntas sobre la desigualdad y la falta de diversidad en la distribución de la riqueza, ya que la mayoría de los multimillonarios son hombres blancos.
A pesar de estos desafíos, Suecia sigue siendo un país líder en innovación y emprendimiento, con una creciente atención hacia los emprendimientos de impacto social y ambiental.