En medio de una población en constante declive y una tasa de natalidad históricamente baja, Japón se enfrenta a una crisis de proporciones monumentales: ¡nueve millones de casas vacías!
Estas viviendas, conocidas como “akiya”, no solo representan un problema de infrautilización del espacio, sino que también plantean desafíos importantes para la seguridad y el desarrollo urbano.
Con muchas de estas propiedades en áreas rurales, la falta de herederos y el éxodo hacia las ciudades han dejado a estas casas en un limbo administrativo, dificultando cualquier intento de revitalización de las comunidades locales, además, las akiya pueden convertirse en peligros potenciales durante desastres naturales, obstruyendo las rutas de evacuación y complicando los esfuerzos de reconstrucción.
Aunque algunas iniciativas, como convertir estas casas en atractivas opciones para extranjeros, han ganado popularidad en las redes sociales, los desafíos administrativos y culturales persisten.
Con la población japonesa en constante declive y una cultura que valora la novedad sobre la longevidad, el problema de las viviendas vacías parece que continuará afectando al país en los próximos años.