Erika Gonzales tiene 30 años, a partir de los 4 años y medio, los médicos le detectaron distrofia muscular que es un conjunto de enfermedades genéticas que ocasionan debilidad y pérdida progresiva de la masa muscular. Desde ese momento utilizó una silla de ruedas.
Gracias a una fundación, Erika consiguió una silla de ruedas electrónica, es decir con un control la maneja para poder moverse de un lado a otro sin necesidad de que nadie la empuje, y desde ese momento ella decidió independizarse, “necesito desarrollarme como persona”, “me sentía una carga par mis padres” nos afirmó.
Por eso alquiló un cuarto en la zona de la Irala, dónde todos los días recorre más de 13 cuadras hacia la plaza 24 de septiembre, dónde ella vende juguetes para así tener para sus medicamentos.
Erika es consiente de que la enfermedad con el transcurso del tiempo la puede llevar a estar en cama todo el día porque no podrá moverse, sin embargo, ella confía en Dios en que le seguirá dando fuerzas para trabajar.
Si usted visita la plaza 24 de septiembre, puede ayudarla comprándole un juguete así ella tendrá par su alimentación y medicamentos. Esta ubicada en el pasillo que une la plaza con la manzana uno.