Después de más de 40 años, Karen sigue buscando a su querida “nana”, una figura fundamental en su vida. A pesar del paso del tiempo, Karen no ha podido olvidar el impacto que tuvo su “nana” en su infancia, recordándola con cariño y gratitud. Este vínculo inolvidable refleja la profunda conexión emocional que puede existir entre una niñera y un niño, marcando sus vidas para siempre.