Sydeny Mclaughlin se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 al romper récord mundial en los 400 metros con vallas con un tiempo de 51.46 segundos y convertirse en la deportista más joven en escalar a lo más alto del podio en esa disciplina, con 21 años de edad.
Tras cruzar la línea de meta y mirar el reloj, la atleta solo se sentó en la pista sacudiendo su cabeza con un gesto de rechazo. La sonrisa en su rostro nunca apareció. No hubo gritos, ni deshago alguno. No hubo festejos ni lágrimas.
El único atisbo de sonrisa llegó recién para el momento de la foto, tanto con sus compañeras de podio como cuando se paró a un costado del tablero que iluminaba su nuevo récord mundial.
La oriunda de Nueva Jersey venía de atrás en los últimos 100 metros para destronar a su compatriota y campeona defensora, pero con un gran sprint final logró cruzar la meta en la primera posición. El tiempo de Muhammad de 51.58 segundos también fue para destacar, ya que estuvo por debajo del récord que había establecido la propia McLaughlin (51.9 segundos) hace solamente un mes. La holandesa Femke Bol terminó con el bronce con 52.03 segundos.
McLaughlin es un fenómeno de precocidad. Desde muy joven fue señalada como una estrella y en estos Juegos terminó de consagrarse por completo. Su primera gran aparición fue en los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando con 17 años recién cumplidos logró meterse en semifinales. Además, en las categorías juveniles, ya había batido diferentes registros mundiales.