Nadie está listo para perder a un ser amado. Pero el amor por los hijos y los padres puede puede llegar más allá de la muerte. Como Cheng Jing, una mujer de Xianyang-China. Ella sabía que su madre, Cheng Congrong de 69 años, iba a fallecer en unos meses. Esa había sido la última palabra del doctor, pues tenía cáncer en el pulmón demasiado avanzado.
Así fue. La madre falleció, pero se aseguró que su partida no le rompiera el corazón a la progenitora, es decir su abuela. Eran demasiado unidas y por eso la hija al enterarse que su muerte era inevitable ideó un plan para que su madre nunca se entere.
Congrong, con la ayuda de su hija, grabaron un centenar de audios de voz para que cuando la abuela llamara puedan ser reproducidos. El plan funcionó, por un tiempo.
La abuela He, vivía en una provincia bastante alejada de Xianyang. Con el tiempo le parecía extraño que los audios que le mandaba su “hija” fueran tan repetitivos.
Jing tuvo que idear otro plan. Contrató a una persona para hacerse pasar por su madre y mantener constante comunicación con la abuela He.
A un inicio la abuela no lo creyó, dijo que esa no era la voz de su hija. Pero su nieta después de muchos días la convenció afirmándole que se debía a que los teléfonos distorsionaban la voz.
El nuevo plan funcionó. Increíble, pero funcionó por 13 años. Los nietos de la abuela He inventaban infinitas excusas para que su hija no la visitara. Una cirugía de corazón, por ejemplo.
La abuela He falleció a los 102 años y nunca se enteró que su única hija había muerto antes que ella.