De acuerdo a UNICEF, al menos un 60% de la población infantil mundial ha recibido un castigo físico como corrección a su comportamiento. Las palmadas en las nalgas es un ejemplo de ellos y una costumbre bastante común desde años atrás.
La Universidad de Texas llevó a cabo una investigación para saber si ese tipo de enmienda corregía la mala actitud de un infante. Realizaron 69 estudios en distintos países alrededor del mundo.
Para medir el impacto de los castigos más comunes, excluyeron aquellas agresiones físicas que se consideran como maltrato infantil. El estudio concluyó que los niños que reciben estas llamadas de atención de manera continua, tienen efectos negativos en su conducta y problemas de salud mental.
Por increíble que parezcan, indican que el correctivo físico llega a ser contraproducente para un cambio en ellos. Acciones como las “nalgadas” incrementan la agresividad del menor y pueden surgir rasgos antisociales en el desenvolvimiento y desarrollo.
El análisis también develó otro dato importante: que estos pequeños podrían llegar a tener menor capacidad cognitiva y una mala relación con sus padres.