El bostezo se relaciona con el aburrimiento, el cansancio o la fatiga, pero no siempre son esas las razones del porqué lo hacemos.
Hay que reconocerlo: nos pasamos el día bostezando. En cualquier momento y en las situaciones más inesperadas. Cuando el profesor está explicando biología, cuando un amigo cuenta su última aventura, cuando vamos sentados en el metro o cuando vamos caminando por la calle. No importa cuándo. Simplemente bostezamos.
La mayoría de la gente piensa en tres alternativas: aburrimiento, cansancio y fatiga. Y es verdad. Quizás no estén equivocados, pero no son las únicas razones. Tal vez nuestros bostezos estén tratando de decirnos algo de lo que no nos damos cuenta, cuenta Tecnoexplora.
Existe algo mucho más complejo que lo que usualmente se piensa. Y hay una explicación científica que no muchos conocen y que dice a qué se podrían deber nuestros bostezos.
La atracción por otra persona
No podemos decir que no. Cuando vemos a alguien bostezar nos da por hacerlo a nosotros también. Y así sigue la fila: bosteza uno y bostezan todos. Pero dato curioso: se considera que cuando se está frente a una persona con la que se tenga más empatía hay más posibilidades de contagiarse el bostezo, según un estudio realizado en 2011. No así cuando uno se encuentra frente a un desconocido, donde la probabilidad es mucho más variable y no siempre ocurre. Con los que sí hay bastantes chances de ser contagiado es con los familiares y amigos, que son personas con las que se tiene una empatía mucho mayor.
La oxigenación del cerebro
Nuestro cerebro no puede funcionar bien cuando está sobre calentado. Así que también puede ser que cuando se bosteza, nuestro cuerpo quiera decirnos que lo enfriemos un poco, que le dejemos entrar un poquito de aire y, de esa manera, seguir funcionando correctamente, Es como un regulador de la temperatura de nuestro cerebro.
Mientras más largo el bostezo, más grande el cerebro
Es verdad. Las personas que tienden a bostezar durante más tiempo son los que tienen cerebros más grandes. Un ejemplo: los mamíferos que tenían bostezos más largos era los que tenían también cerebros más pesados y con mayor número de células, según un informe de la revista 'Biology Letters'.
Algo puede andar mal en tu corazón
Así como se lee: algo puede andar mal en tu corazón. Pero ojo, solamente cuando se habla de bostezos excesivos. Si cabe dentro de la normalidad, entonces no hay por qué alarmarse. Los dolores de cabeza o la ansiedad, por ejemplo, son problemas que se han relacionado con la temperatura de nuestro cerebro, entonces el bostezo en gran medida sería algo así como un esfuerzo de nuestro cuerpo para evitar todo eso. Mejor será darle las gracias.
Fotos: Shutterstock
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