Los investigadores vienen analizando las secuelas de largo plazo que puede dejar el coronavirus y, conforme el correr de los meses, entre los que se destacan la pérdida de apetito, náuseas y acidez que son algunos de los síntomas comunes en ciertos pacientes recuperados, a tres meses de haber sido dados de alta.
El 76% de los pacientes dados de alta después de la internación por COVID-19 notaron, al menos, un síntoma persistente a seis meses de iniciada la enfermedad, como fatiga o debilidadmuscular (63%), dificultades para dormir (26%) y ansiedad o depresión (23%).
Además, en más del 50% de los pacientes, las placas de tórax daban cuenta de una función pulmonar deteriorada.