El río Po, el más grande de Italia, queda como un charco ante el alarmante bajo nivel de agua, este hecho afectaría la agricultura ya que este servía para el riego de las cosechas.
Las altas temperaturas y los escasez de lluvias obligaron a las autoridades a establecer la alerta color naranja en 23 ciudades italianas. Esta gestión se registró 40%-50% menos de agua de lluvia respecto los anteriores años. En algunos puntos del caudal del río se redujo en un 80% causando un daño agrícola, pesquero y eléctrico.
La falta de lluvia en más de 110 días que ha estado sufriendo el norte de Italia, así como las altas temperaturas y la falta de nieve en el valle de Po, afecta la producción del 40 % de alimentos en este país principalmente de trigo, arroz y tomates; los agricultores tratan de mantener irrigados los campos a pesar de que se racionó el agua.