La muerte de un ser cercano es una fase de sufrimiento y duelo. Es uno de los mayores retos difíciles que podemos enfrentar. No todas las personas son capaces de comprender la pérdida de un ser querido y en los niños puede ser aún más doloroso. Es el caso de un pequeño con autismo de nacionalidad mexicana que perdió a su hermanito.
Los padres se encontraban en la funeraria desconsolados por la muerte de uno de sus hijos, quienes después quedaron dormidos cerca del ataúd. Mientras esto sucedía, el pequeño, con un oso en los brazos caminaba por todo el lugar. Muchos pensaron que buscaba a su hermanito porque acostumbraba a dormir junto a él.
Tras no encontrar nada, el niño abrió el ataúd y se echó junto a su hermano mayor. Minutos después los padres despertaron asustados y lo empezaron a buscar. Sin obtener ninguna respuesta la madre se acercó llorando al féretro, lo abrió y evidenció que sus dos hijos se encontraban ahí.
El dolor de perder a un familiar puede llevar mucho tiempo dependiendo la cercanía que había con la persona. Según especialistas, la orientación o terapia para el sufrimiento es útil para salir de ese mal momento.