La serpiente coronada de roca (Tantilla oolitica) es la serpiente más rara de Norteamérica, y los científicos no habían visto ninguna en estado salvaje desde hacía más de cuatro años. Esta pequeña serpiente no solo pasa la mayor parte de su vida bajo tierra, escondiéndose en grietas o excavando bajo las rocas, sino que solo se conoce la existencia de unos 26 individuos.
Un excursionista del Parque Estatal de Arrecifes de Coral John Pennekamp de Cayo Largo, en los Cayos de Florida, fue quien encontró la serpiente muerta. Para asombro del visitante, el cadáver de la serpiente estaba congelado en el tiempo, asfixiándose sobre el cuerpo de un ciempiés gigante.
Tras avisar a los guardas del parque del descubrimiento, la serpiente y el ciempiés fueron entregados a los científicos del Museo de Historia Natural de Florida, que estudiaron la pareja.
“Me quedé asombrado cuando vi las fotos por primera vez”, dice Coleman Sheehy, director de la colección de herpetología del Museo de Florida. “Es extremadamente raro encontrar ejemplares que hayan muerto mientras comían una presa, y teniendo en cuenta lo rara que es esta especie, nunca hubiera previsto encontrar algo así. Todos estábamos totalmente asombrados”, agregó.
Las conclusiones llegaron después de que los científicos realizaran tomografías computarizadas de la pareja entrelazada. Sheehy y sus colegas crearon un modelo en 3D para llevar a cabo una “autopsia digital” que revelara por qué esta batalla resultó fatal.
La mordedura pareció causar una hemorragia interna, pero no fue el golpe mortal. Los escáneres también revelaron que la tráquea de la serpiente estaba fuertemente pinzada por la presa tragada. Esto parece haber cortado el suministro de oxígeno de la serpiente, provocando su asfixia.