En una jornada que quedará grabada en la historia del deporte, el luchador cubano Mijaín López se despidió de la competencia olímpica tras lograr un hito sin precedentes. A sus 41 años, López se alzó con la medalla de oro en la categoría de 130 kilos, venciendo a su compatriota Yasmani Acosta, quien competía para Chile, con un contundente 6-0. La victoria se produjo en una arena llena de fervorosos seguidores que no escatimaron en vítores para el campeón.
Con este triunfo, López alcanzó su quinta medalla dorada consecutiva en una misma prueba individual, un logro que se extiende desde los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 hasta París 2024. Este impresionante récord es único en su tipo y supera incluso a las proezas del nadador Michael Phelps, quien ostenta el mayor número de medallas en la historia olímpica con 28 preseas, 23 de ellas de oro, pero no logró alcanzar la hazaña de López en su disciplina.
Emocionado, López dejó sus zapatillas en el centro del tapiz como símbolo de su despedida. “Sentí un poco de tristeza. Al dejar las zapatillas en el colchón, sientes que dejas una parte de tu vida. Desde una edad temprana, me vinculé a este deporte, que me ha dado reconocimiento a nivel mundial. Dejo un sueño en los colchones, pero espero que sirva de inspiración para todos los jóvenes”, expresó el luchador ante la prensa.
Con un récord impecable de 21 victorias en peleas olímpicas, López reflexionó sobre su carrera: “Son muchos años de dedicación, un logro enorme haber obtenido cinco medallas de oro en Juegos Olímpicos. He dedicado toda mi vida al deporte, enfrentando lesiones y la lejanía de mi familia. Pero siempre he luchado por un futuro mejor y he dejado un legado”.
Así, se despide un gigante del deporte, cuyo impacto y legado perdurarán en la historia de los Juegos Olímpicos.