El 11 de marzo de 2011 Japón vivió uno de los episodios más catastróficos. Todo empezó con un sismo de magnitud 9, con epicentro a 130 km de la costa de la ciudad de Sendai, que posteriormente provocó un tsunami de 15 metros que alcanzó la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi.
Esto provocó que los generadores que mantenían la planta refrigerada dejaran de funcionar y se sobrecalentaran, produciendo tres explosiones que liberaron el material radioctivo.
Debido a esto muchas personas que vivían en la zona tuvieron que abandonar sus hogares, no sólo por el peligro que representaba la radiación, sino también por los efectos que dejaron las catástrofes naturales.
Actualmente, el gobierno de Japón ha designado la “zona de difícil retorno”, donde está prohibido el retorno de las personas debido a la radiación.
De acuerdo a BBC Mundo Yasunori Igarashi, investigador en el Departamento de Radioactividad Ambiental en la Universidad de Fukushima, sólo el 26.8 de la población ha retornado a los 10 municipios donde se levantaron las órdenes de evacuación luego del accidente.