Más de 100 mil personas se han tenido que separar de sus padres, hermanos y abuelos, pues los varones que tengan entre 18 y 60 años, tienen prohibido dejar su país.
Un paisaje abrumador es lo que se encuentra con las estaciones de tren y autobuses completamente abarrotados en las ciudades cercanas a Kiev, la capital.
Los refugiados escapan y se encuentran con organizaciones que los llevan a albergues temporales. Las paradas de autobús se volvieron en centros de recepción para los refugios improvisados, los cuales son atendidos por voluntarios que exhiben en letreros de cartón el nombre de las ciudades donde los recién llegados pueden obtener transporte y alojamiento gratuito.
El comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, afirmó: “Estamos siendo testigos de lo que podría convertirse en la mayor crisis humanitaria del continente europeo en muchos años”.
El papa Francisco pidió ayer en el rezo de Ángelus dominical “que las armas callen” en Ucrania y adicionalmente solicitó un “corredor humanitario” para las familias ucranianas.
“Los que hacen la guerra se olvidan de la humanidad; anteponen sus intereses partidistas y se apoyan en la lógica perversa de las armas que es la más alejada de la voluntad de Dios y de la gente de a pie”, mencionó.
Los ministros de Interior de los países de la Unión Europea (UE) tuvieron una reunión de emergencia en Bruselas para organizar la recepción de miles de refugiados de Ucrania, y discutir la concesión de una protección temporal.
“Tenemos que ver qué estatus podemos dar a estas personas que huyen del territorio ucraniano en condiciones extremadamente difíciles”, dijo el ministro francés de Interior, Gérald Darmanin.