Las mujeres del harem únicamente formaban la mitad de la jerarquía del harem. Los Eunucos componían la otra mitad integral del harem. Eran considerados ser “menos que hombres” e incapaces de "ser tentados" por las mujeres del harem. Esto les permitía ser exclusivamente leales al Sultán. Hombres castrados que por lo tanto no representaban ninguna amenaza a la santidad del harem. Según la tradición musulmana, ningún hombre podía poner sus ojos en el harem de otro hombre, por lo tanto requerían a alguien considerado “menos que un hombre” para el papel de la tutela marital sobre las mujeres del harem. Los Eunucos solían ser prisioneros de guerra o esclavos masculinos, castrados antes de la pubertad y condenados a una vida de servidumbre.

Los Eunucos blancos eran capturados durante los conflictos entre el imperio otomano y los países balcánicos. Los primeros Eunucos blancos provenían de las zonas cristianas conquistadas de Circaza, Georgia, y Armenia. También eran extraídos de entre los prisioneros de guerra húngaros, eslovenos, y alemanes. Los Eunucos negros por su parte eran capturados en Egipto, Abisinia y Sudán. Muchos de ellos eran esclavos negros capturados en el alto Nilo y transportados a los mercados del mar mediterráneo – Meca, Medina, Beirut, Esmirna (Izmir) e Estambul. Todos los Eunucos eran castrados por egipcios cristianos o judíos en el camino a los mercados, pues el Islam prohibía la práctica de la castración pero no del uso de esclavos castrados. Había varias variedades de Eunucos:
