Durante el transcurso de la pandemia, distintas voces han señalado que la propagación del coronavirus es parte de la crisis que está viviendo la sociedad a nivel institucional y cómo el modelo imperante se ha visto imposibilitado de dar una respuesta que frene la crisis sanitaria.
Expertos y epidemiólogos venían advirtiendo hace años que en cualquier momento podría aparecer un nuevo coronavirus peligroso para los humanos. “Zoonosis” es el nombre que recibe este tipo de enfermedades infecciosas. Cada vez son más, su incidencia crece en todo el mundo y según los científicos, el cambio climático y la destrucción del ecosistema, ayudan a la proliferación de este tipo de virus.
Los expertos señalan que el aumento de la población, la destrucción de la naturaleza, la extinción de especies y las consecuencias del cambio climático fomentan su aparición y propagación.
“El tráfico de animales salvajes ha alcanzado proporciones inéditas. Eso facilita que se formen nuevos cócteles de virus”, dice Kate Jones, experta en biodiversidad del University College de Londres a XL Semanal.
“Primero creamos unos hábitats que permiten una transmisión más fácil de los virus, como las grandes urbes, y luego los seres humanos y los animales cada vez están más próximos. ¡Y nos sorprende que aparezcan patógenos nuevos!”, agrega.
Según la viróloga Sandra Junglen, de la Clínica de la Charité de Berlín, los murciélagos y roedores, son los principales propagadores de virus: pueden provocar dengue, fiebre amarilla y hasta inflamación cerebral. La especialista quiere descubrir cómo los cambios que producimos en los ecosistemas afectan a los patógenos y a sus huéspedes.
Las cacerías de mosquitos han demostrado que algunas especies sacan partido de la destrucción de la selva y se adaptan al nuevo medio ambiente mejor que las demás. A estos magos de la supervivencia los biólogos los llaman “generalistas”. Lo malo es que su éxito lo comparten con los virus que viven en ellos.
Los virólogos están demostrando que cuando la biodiversidad de un entorno se reduce, algunos tipos de virus no solo se adaptan rápidamente a las nuevas condiciones, sino que son aupados a una especie de posición dominante. Y si esos virus dominantes se encuentran cerca de una aldea o de un campo de cultivo, saltan al ser humano con facilidad.
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