El calvario de Urkupiña es una fiesta de sincretismos, dónde lo pagano y lo religioso conviven en armonía.
Prueba de ello es el ritual de la “challa”, momento único en el que el peregrino después de golpear con esfuerzo la roca hace un ritual de bendición otorgado por la “Pachamama” (madre tierra).
Es importante, porque permite tener su bendición para luego llevar esa misma piedra a los pies de la imagen de la virgen y está la bendiga. Así el feligrés tendrá la bendición de abundancia que tanto piden.
No importa el sacrificio ni las ampollas que pueda dejar en las manos, los feligreses hacen su mayor esfuerzo pidiendo la bendición y gracia de la virgen de Urkupiña.