El libro "Batalla de hermanos" de Robert Lacey, periodista, escritor y consultor histórico de la serie "The Crown", ha generado bastante ruido antes de su lanzamiento. Ahora lo que ha hecho noticia son los detalles sobre la relación del príncipe William y Kate Middleton: los inicios de su noviazgo, que se ponen en entredicho, ya que, según cuenta, faltó muy poco para que no se convirtieran en los duques de Cambridge como la pareja que hoy conocemos.
Lacey escribió para el Daily Mail, William y Kate pudieron haberse conocido antes de coincidir en St. Andrews, donde estudiaron Historia del Arte, insinuando que todo estuvo planeado por la duquesa y su madre. El autor relata que, aunque ella ya tenía un departamento con dos amigas en Edimburgo, donde pensaba licenciarse, cambió de opinión y se matriculó en St. Andrews, donde, casualidades de la vida, también iba a estudiar el nieto de la reina Isabel y futuro rey, como habían anunciado todos los medios de comunicación.
Meses después, el hijo mayor de Lady Di quedó prendado de Kate, al verla desfilar por una buena causa con un vestido totalmente transparente, bajo el que se veía su ropa interior. Según el autor, William se vio un poco sobrepasado por la presión mediática cuando la prensa averiguó su relación.
El titular que llamaba a Kate "la futura princesa del pueblo", en alusión a Diana de Gales, fue demasiado para él, que siempre había querido tomarse las cosas con calma y no comprometerse tan joven como lo habían hecho sus padres. Además de las dudas que le generó la situación, nunca renunció a sus salidas nocturnas con amigos. Incluso, se fue a un crucero "solo para chicos" en el que la tripulación era íntegramente femenina, publica Vanitatis.
El periodista también detalla cómo, años más tarde, el hijo de Carlos seguía manteniendo sus actividades nocturnas en pubs, disfrutando de fiestas en las que no faltaba el alcohol en grandes cantidades, sin que revele qué hacía Kate mientras. La prensa no tardó en bautizar a la actual duquesa de Cambridge como "Waity Katie", haciendo alusión al tiempo que llevaba esperando que el príncipe sentara cabeza.
En 2006, la reina Isabel invitó a Kate Middleton a pasar la Navidad en Sandringham. Era la primera vez que lo hacía con una novia no oficial. Pero ella rechazó la invitación: no quería ir hasta que no tuviera un anillo de compromiso en su mano. Un gesto que Lacey considera una maniobra de presión para que William le pidiera matrimonio.
Pero tuvo que seguir esperando, haciendo honor al sobrenombre que la ácida prensa británica había inventado para ella. El esperado momento no llegó hasta 2010, tres años después de una ruptura que duró unos meses. Durante ese "descanso", uno y otro se dejaron ver en diferentes compañías y situaciones.
Pero fueron las fotos de Kate con Henry Ropner, heredero de una conocida y poderosa naviera, y el mensaje subliminal de que no lo necesitaba, lo que removió los sentimientos de William, que no tardó en pedirle una segunda oportunidad, con el resultado que todos conocemos hoy.
Foto: Shutterstock.