En el intento de frenar el índice de contagios en Rusia, el presidente Vladimir Putin ordenó el cierre de organizaciones “no fundamentales” por siete días laborales y un confinamiento total en las personas mayores de 60 años que no se encuentren vacunadas.
A partir del 1 de noviembre los toques de queda serán más estrictos. Durante del lapso de una semana las empresas deberán interrumpir sus jornadas de trabajo que pueden ser consideradas como vacaciones, exceptuando los establecimientos de venta de medicamentos y atención a la ciudadanía, reduciendo un aforo del 50%.