Luego de la misa de cuerpo presente, autoridades, religiosos, periodistas y feligreses acompañaron al sacerdote jesuita Eduardo Pérez Iribarne a su última morada, el mausoleo de los jesuitas, en el Cementerio General de La Paz. Con flores, lágrimas y notas del Himno Nacional, así fue despedido el sacerdote español.