Como toda historia, hay personas que creen ciegamente en que los hechos ocurrieron, mientras que otra parte duda. Haya sido cierta o no la historia del asesinato de Hipaso de Metaponto, lo cierto es que la razón del homicidio sería bastante curiosa.
Y es que pocos asesinatos tienen un móvil tan asombroso como un descubrimiento matemático. Esto ocurrió con uno de los miembros más prestigiosos de la Escuela pitagórica Hipaso de Metaponto.
Sin ninguna mala intención, Hipaso se dispuso a encontrar la longitud de la diagonal de un triángulo rectángulo con dos lados que miden una unidad. Supuestamente, gracias al teorema de Pitágoras, podemos calcular el cuadrado de la longitud del lado más largo de un triángulo rectángulo agregando los cuadrados de los otros dos lados.
Sin embargo, mientras intentaba resolver el ejercicio, hizo uno de los descubrimientos más fundamentales de la historia de la ciencia: el lado y la diagonal de figuras simples como el cuadrado y el pentágono regular son inconmensurables, es decir, su relación cuantitativa no puede ser expresada como una relación de enteros. Y ahí hicieron su aparición los números irracionales. Estos números irracionales no encajaban con la visión del mundo pitagórica. Es más, el descubrimiento amenazaba con destruir la base misma de la filosofía pitagórica.
Implicaba que los seguidores del famoso filósofo y matemático ya no eran poseedores de una verdad: el dogma de que todo posee su medida era falso y el poder que le habían asignado a números, también.
Si los números naturales, que para los pitagóricos constituían la esencia de la realidad, no siempre servían para hallar la medida de las cosas, tampoco eran el camino para conquistar un saber divino.
Los comentaristas griegos cuentan que Pitágoras hizo que su escuela jurara no revelar el descubrimiento. Pero Hipaso insistió en contar la verdad y divulgar la naturaleza de lo conmensurable y lo inconmensurable. El conocimiento de los peligrosos números irracionales.
A partir de esto se habría generado una persecución hacia Hipaso para silenciarlo y ocultar el secreto que se acababa de revelar. El hombre fue lanzado por la borda al mar abierto y murió ahogado en las costas de Grecia. Si bien, nunca sabremos si fue cierto, la historia sí sugiere un final: el de la sacralización del saber.
Foto: Shutterstock
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