William George Davis, un enfermero de Texas (Estados Unidos), fue condenado a pena de muerte, debido a que las autoridades lo encontraron responsable de inyectar airea cuatro pacientes durante el turno nocturno.
De acuerdo con las investigaciones policiales, el hombre se ocultaba en las noches para ingresar a las habitaciones de los pacientes e inyectarles aire para provocarles la muerte.
Los hechos ocurrieron en 2017. Las víctimas fueron John Lafferty, Ronald Clark, Christopher Greenway y Joseph Kalina.
Tras los casos y las muertes, el personal del hospital denunció al enfermero en 2018 y, como consecuencia, fue despedido. Ese año fue detenido y debía pagar una fianza de más de 8 millones de dólares para salir libre.
Sin embargo, el juicio inició y Davis siguió detenido. En las audiencias no aceptó los cargos y desistió de ir al estrado a testificar.
Cuando se dictó su sentencia, la corte declaró a Cox culpable de homicidio y otros cargos, además de la sentencia de muerte.