La mañana de este miércoles, las autoridades de Corea del Sur detuvieron al presidente Yoon Suk-yeol, luego de varias horas de asedio alrededor de su domicilio.
El 14 de diciembre de la pasada gestión la autoridad surcoreana fue destituida de su cargo, después de declarar previamente la ley marcial en su país y desatar una jornada caótica en Seúl. A pesar de haberse disculpado por sus acciones, los legisladores votaron para despojarlo formalmente de sus poderes, quedando a la espera de un juicio.
Sin embargo, hasta este miércoles, Yoon había permanecido refugiado en su residencia, bajo la protección de la guardia presidencial, y se había negado a colaborar con las autoridades, ignorando todas las citaciones para ser interrogado.
Horas antes de su detención, la situación se tornó tensa frente a su residencia, con enfrentamientos entre seguidores de Yoon y policías. Algunas peleas menores culminaron en golpes entre sus simpatizantes y los agentes, quienes acudieron desarmados para evitar enfrentamientos graves o víctimas fatales.
Esta es la segunda vez que se intenta detener al presidente destituido. El 3 de enero, más de 150 oficiales intentaron arrestarlo durante horas. Sin embargo, fueron superados por un mayor número de seguidores de Yoon y escoltas presidenciales que se encontraban dentro de la residencia.
La siguiente audiencia está prevista para el jueves, y la corte tendrá hasta mediados de junio para determinar el futuro del mandatario, quien, aunque continúa siendo oficialmente el presidente del país, espera la decisión final del Tribunal Constitucional.
La detención de Yoon es la primera en Corea del Sur de un presidente en el cargo, a pesar de haber sido deshabilitado previamente.