El reloj del fin del mundo es un símbolo que representa la probabilidad de una catástrofe global provocada por la humanidad. Se modifica con la opinión de científicos miembros del Boletín de Científicos Atómicos.
Para decidir si avanza o retrocede las manecillas del reloj, los integrantes de esta organización se reúnen dos veces al año para analizar la situación y el contexto en el que se encuentra el planeta y advertir que tan cerca está de su destrucción.
Desde 1947, el reloj del apocalipsis calcula el tiempo que nos queda antes del fin del mundo, tomando en cuenta las diferentes amenazas en nuestro planeta. La hora podría avanzar más si empeora la guerra en Ucrania, las amenazas nucleares y climáticas, posibles nuevas pandemias, el más uso de las tecnologías disruptivas y la desinformación en el mundo.
A 90 segundos es lo más cerca que ha estado el reloj de la medianoche, y esta es una decisión que los expertos no toman a la ligera, ya que el objetivo de este es abrir el debate sobre los problemas que afectan a nuestro mundo y a la supervivencia, para promover políticas y concienciar para reducir las amenazas de extinción.